La razón y los sentimientos no siempre van ligados. Lo que tienes que hacer, puede ser muy diferente a lo que realmente haces. Visto en la lejanía tal vez no importa tanto lo que haces, el tiempo pasa y todo llega, sin forzar, mejor no caer en la frustración.
Se escuchan los coros, no sabes quién son pero te aplican ese sentido de la responsabilidad, están por encima del bien y del mal. Buscas los referentes para justificar tus actos, es muy duro ser responsable de lo que eres…
Que diferente es el mundo desde afuera, más idílico, sin los toques de irracionalidad que tú vives en tu mundo. Estupidez destacada y un montón de sin sentidos, que desde fuera es fácil justificar e incluso criticar.
El problema viene cuando haces una introspección propia y aún pretendes dudar de lo que pasa, los coros quieren marcar tu camino, pero encienden tu rebeldía y sigues adelante cómo si no hubiera un mañana. Ese silencio tan agradable de no escuchar esas voces, sólo visualizando tus pequeños proyectos. Adelante que los problemas ya vendrán…

Te buscan respuestas para preguntas que no formulas, quieren clasificarte para tenerte controlado. No se puede ser diferente y no tener conflictos morales. Tienes que batallar con un sistema que no te deja ser libre de los coristas de tu mente. La libertad no es un camino de rosas, no es perfecta, no es acabar con las preocupaciones, no deja de ser un hipotético sueño de compresión por entender cómo funciona tu universo.

Si has llegado hasta aquí, posiblemente no tengas claro de que hablo, sospechas que quizás demasiado para tan poco texto. Sólo pienso y quiero hacer pensar, no pretendo que me entiendas, simplemente quiero reflexionar sobre el funcionamiento de la base del razonamiento propio.
