Viviendo el presente

Ahora más que nunca intento vivir el día a día. El futuro es más incierto que nunca, tanto que asomarse a él asusta.

Buscar refugio para sentirse protegido y seguro.

Cada uno sabe donde puede encontrar ese refugio

Hay quien necesita el murmullo y la multitud, aunque ahora no es lo más popular, después de este aislamiento social, con el miedo a repetir de nuevo en Otoño.

A mi ya me está bien el aislamiento, no soy de grandes multitudes, puedo conversar con cualquier persona que crucé por mi camino. Lo que menos me gusta es que te limiten el movimiento, el sentirte observado y juzgado más de la cuenta. Esa sensación de estar enjaulado no la soporto, me gusta decidir cuándo necesito mi momento de encierro, pero no por imposición.

Medidas que se justifican, pero las excusas son diferentes con el paso de los días y siempre predominando un estado de tensión y miedo. Sus consecuencias estoy seguro que saldrán a flote en las próximas semanas, los traumas salen cuando ya han pasado. El instinto de supervivencia nos hace salir adelante, pero una vez sales y te paras a pensar todo lo vivido, miras hacia atrás y te asustas, ese miedo te bloquea y ya no puedes continuar.

No puedes remontar contracorriente, es muy fuerte y te arrastra

Felicidad al sentir un poco de libertad, porque valoras lo que has perdido durante un tiempo y el miedo a volver a perderla de nuevo.

Situaciones en que siempre te quieren hacer sentir como el protagonista para sentirse culpable, cuando simplemente tú no pudiste dar tu opinión jamás, el río te arrastro sin más, ahora te culpan del camino elegido.

Te encuentras atrapado entre la multitud

En fin reflexiones de un día cualquiera sin hablar de nada en concreto pero que puede servir para muchos momentos.

De dónde vienes y hacia dónde vas, cuando no tienes respuestas a esas preguntas, seguramente estas perdido, pero si encima no eres el único pues es fácil tener miedo.