Ahora mismo en Alcalá de Henares, ciudad patrimonio de la humanidad.
Una mañana de viaje en coche, 615 kilómetros hasta la puerta del apartamento. Para mi todo un placer, me encanta viajar por carretera y observar como el va cambiando el paisaje.
Me encantan las ventanas rodadoras, ofrecen mucha libertad.

La ruta hacía Madrid me recuerda a mi infancia los viajes de verano en familia, aunque las carreteras han sufrido una importante mejora y un detalle que quizás pase más desapercibido es como la superficie forestal al lado de la autopista es más importante, fruto de repoblaciones de pinos. Siempre es mejor que nada, el verde ayuda hacer el viaje más agradable.


En siguientes entradas le sacaré partido a esta pequeña escapada…