Hoy ya pueden salir una hora los niños. Poco a poco se acaba la pesadilla, por lo menos la peor parte.
Solo se puede ir a un kilómetro de casa, pero en nuestro caso ya nos permite llegar a la naturaleza, la mejor maravilla en esta época.

El aire primaveral con sus paisajes son un auténtico placer. De aquí a poco ya llegarán los primeros calores y personalmente ya no disfruto tanto, pienso en agua fresca y no es tan agradable caminar fuera de la sombra.
Sentarse en un prado o directamente tumbarse y escuchar los pájaros, sentir la brisa y dejar la mente libre.

Demasiado tiempo en casa, sin aventuras que contar, la inspiración y la creatividad se reduce a 4 paredes. Para los que vivimos la naturaleza, ansiamos libertad de movimiento para seguir descubriendo cosas, volver a lugares que nos resultan mágicos. Cada día es una aventura, los lugares están vivos y tu actitud hacía ellos también es diferente. La intensidad de la luz multiplica las versiones de cada lugar, porque cada momento es único y no vuelve, pero vivirás muchos que te recordarán a ese momento.
Conversar tranquilamente con quién se cruza en tu camino, le aporta valor a tu paso por la vida, nuevos conceptos y puntos de vista para multiplicar infinitamente las posibilidades.

A disfrutar el Domingo en estos tiempos en que uno pierde la noción del tiempo, pero el paisaje no engaña y te recuerda que este no se detiene jamás. Vive tu momento y disfruta lo que puedas, ese instante ya no se repite, esta primavera no volverá, no se puede robar el tiempo. Libertad que si que ha sido condicionada, nada volverá a ser como antes, pero el tiempo seguirá su curso independientemente.
