En los últimos meses la sociedad se ha dado cuenta de que vivimos demasiado cerca, no es fácil mantener las distancias de seguridad.
Para mí, nada nuevo, nunca me han gustado las aglomeraciones, siempre he necesitado tener mi espacio de soledad. Hace muchos años que ese momento de encontrarme conmigo, escucharme, reflexionar cómo resolver los problemas. Ese momento lo encuentro en la naturaleza, caminando, corriendo solo.
Me encanta hablar y las personas, pero a pequeña escala dónde puedo seguir toda la conversación.
He llegado a eventos y lugares tan saturados que he dado media vuelta sin llegar aparcar.
Buscando caras B de un mapa que ahora tiene tantos detalles, que ciertamente la imaginación trabaja menos te permite descubrir lugares poco masificados.

Que no me quiten esto, porque aunque también te puedes aislar en casa, para mí no es tan fácil.
Rutas y rincones que se vuelven especiales porque te ayudan a liberar tú mente. A veces bosque, otras veces buenas panorámicas, el sonido ambiental…
Mayo con el sol que ya calienta bien, pero con brisas de un Mediterráneo fresco. Sombras de hojas jóvenes y olores de las flores de primavera. Es una época buena para reflexionar en el exterior, comfort térmico y visualmente atractivo.

Me siento bien en este ecosistema, tranquilo y relajado, seguramente no es válido para todas las personas. Hay personas que necesitan la urbe, al final mucho mejor así, para gustos los colores…
